26 jun 2017

Perros que duermen, historias que no se olvidan



La memoria es parte de nuestra vida - y cómo dice el otro “no es cosa menor” -. Los malos recuerdos no se pueden enterrar, vuelven para jodernos.

En ocasiones la evocación puede ser una terapia, un desahogo o un acto de amor. Juan Madrid ha dicho que Perros que duermen, su última novela, es un reconocimiento a sus padres.

No es una novela policíaca – nada que ver con la serie de Toni Romano –. La historia de nuestra última, y terrible,  guerra civil es la protagonista. Las batallas tienen su espacio, al igual que la represión, el asesinato, el heroísmo o la pasión. Protagonistas de ambos bandos hilvanan una trama en la que van confluyendo.

Juan Madrid considera la lucha por la defensa de la II República Española como el monumento ético más importante del siglo XX. Toda una declaración de intenciones. No seré yo quien le lleve la contraria.

Desde el principio se sabe quien es el malo malísimo: un pederasta sádico y asesino. Su presencia es constante y sin embargo no adquiere la categoría de personaje. Todopoderoso, admirado y odiado. Nunca ha dejado de serlo.

Hasta aquí les puedo leer. Para más información, ya saben: léanlo.

Tenía perdido a Juan Madrid. Tiene su explicación: tardó tres o cuatro años en escribirlo y además tuvo problemas de salud.

La guerra civil española, la II República y la posguerra llenan miles de páginas de nuestra literatura. Los historiadores tienen en esa etapa una fuente inagotable de estudio y de discusión. Y cómo no, han florecido revisionistas injuriosos.

No me extraña, es un período de nuestra historia que los “vencedores” no han querido cerrar. Herederos, físicos o políticos, de aquellos  golpistas siguen empecinados en sus “razones”. ¡Qué diferencia con otras democracias!

La carga política de Perros que duermen no la hará merecedora de elogios entre los “vencedores”. ¿Qué digo? No creo que la lean. No sé, incluso habrá quien diga que tampoco fue muy duro con los personajes fascistas. No los trata con cariño, no lo hace, como tampoco los machaca. Creo que los actos de los personajes los colocan en su sitio sin necesidad de más ensañamiento. Me parece que la narración es así más efectista.

No me resisto a recoger un párrafo:

“Se lo diré, Delforo. Se instaurará la monarquía en la figura del pretendiente a la Corona, don Juan, en un plazo aún no previsto. La operación la avala el Partido Socialista en el exilio y la CEDA. En concreto la firman Indalecio Prieto, Gil Robles y don Juan de Borbón. ¿Por qué me mira así? ¿No se lo cree? El régimen se irá desmoronando poco a poco, pero Franco no será apartado del poder. Habrá Franco para rato. Los Estados Unidos lo necesitan, será un baluarte contra el comunismo en el sur de Europa”.

En algún lado, en alguna ocasión, leí algo similar.

Me gustó, me entretuvo y me hizo pensar. Perfecto.

Lo tienen disponible en sus bibliotecas públicas o librerías más cercanas.

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Perros que duermen, historias que no se olvidan by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.

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