Leer
se lee poco y aún así la lectura tiene, para muchos, algo misterioso. Podría
decirse que le atribuyen propiedades casi mágicas. ¿Un poco exagerado, verdad?
Digo
esto pues más de una vez escuché aquello de que la lectura nos hace mejores
personas. ¡Ojalá fuese cierto! Ser un gran lector o un lector de cuatro libros
al año no tiene ninguna relevancia para determinar si esa persona es buena o
mala. Ni siquiera para ese “hacernos mejores”.
Si
esa afirmación fuese cierta no me explico cómo no somos voraces lectores.
La
lectura me provoca momentos de placer. Con un libro en las manos soy capaz de
alejar cualquier pensamiento hostil, me zambullo en él y no hay más. En otras
ocasiones me siento identificado con la trama o alguno de los protagonistas y
entonces lo leído y lo vivido se entremezclan.
Los
libros me pueden estimular sentimientos de placer o rechazo ¿eso me convierte
en alguien mejor o peor? Tengo serias dudas.
La
lectura proporciona mejoras en la comprensión, en el vocabulario, en la
ortografía, en la capacidad para el estudio… y seguramente muchas más cosas.
Permítanme
un ejemplo cogido por los pelos: la publicidad. La publicidad nos condiciona
para convertirnos en ávidos consumidores. Hay una relación directa entre
publicidad, compra y satisfacción. Después podremos ofrecer sesudas
interpretaciones psicológicas pero ¿el consumo nos hace mejores? Nos complace y
ya está.
Los libros entran en otra categoría.
A
los grandes lectores se les considera personas raritas que viven en un mundo
paralelo. Hay lectores que leen aquello con lo que se identifican y les sirve
para reafirmarse. Otros, por el contrario, leen libros antagónicos a su parecer
con el mismo objetivo, reafirmarse. Estas situaciones se dan, sobre todo, con los
ensayos u obras históricas.
Lo
de los lectores de novelas es otro cantar. Apasionados de las novelas
románticas, históricas o policíacas ¿reciben influencias distintas? Pues no sé.
Allá cada uno.
Soy
un lector heterogéneo. Intercalo en mis lecturas novelas policíacas desde
siempre. De momento no me dio por la investigación criminal ni por el
asesinato. ¿Soy mejor o peor persona por mis lecturas? Sinceramente no tengo ni
idea.
Algunos
no han leído un libro en su vida y son grandísimos seres humanos. Conozco personajes
muy leídos que son unos verdaderos cabrones.
Leo
en la prensa que el historiador francés Christian Ingrao realizó un estudio
sobre el papel desempeñado por los intelectuales en la SS y demás
organizaciones de exterminio de la Alemania nazi. Al parecer esa información ha
escandalizado a los intelectuales franceses.
Vuelvo
a lo mismo. Un intelectual puede ser un asesino sádico, nada se lo impide. Los
conocimientos no son el antídoto de nada.
No
me hagan caso. Cada lector sabe la influencia de sus lecturas en su vida. Yo lo
único que les aconsejo, y perdón por la osadía, es que lean. Si eso nos
hace mejores personas pues muy bien.
La magia de la lectura by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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