5 dic 2012

La importancia de la autovía La Espina-Ponferrada


En las últimas fechas ha adquirido nuevo brío la propuesta de construcción de la autovía La Espina-Ponferrada y eso que el tema viene ya de largo.
Allá por el año 2005, recién llegado José Luís Rodríguez Zapatero a la Moncloa se comprometió a la realización de esta autovía y de ahí para acá la cuestión vuelve a la boca de los representantes políticos periódicamente.

Ahora se pide que la autovía La Espina-Ponferrada se incluya en la Red Transeuropea de Transporte y que el Ministerio de Fomento la incluya en el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT). Esta demanda no es nueva. Ya en marzo de 2009 no fue posible su inclusión y así y todo se dijo que “no dudamos de que esta obra, estratégica para Asturias, se hará con independencia de que se incluya o no en el PEIT…”

Con esta vía de comunicación se pretende vertebrar el territorio y mejorar las comunicaciones del suroccidente asturiano a la par que Asturias tendría una nueva salida hacia Castilla-León y hacia Portugal. Su coste ascenderá a unos 700 millones de euros, según estimaciones oficiales.

Estamos en el año 2012 y seguimos prácticamente igual que en el 2005. Peor aún, ahora tenemos una crisis de órdago que complica, por no decir imposibilita, cualquier inversión. Las expectativas no resultan nada halagüeñas.

El Ministerio de Fomento, dirigido por Ana Pastor, rechaza la construcción de esta autovía y para ello alega dos razones: el elevado impacto ambiental y el tráfico escaso. Dicho así parecen argumentos de peso.
Ante este panorama, yo me pregunto ¿y no hay más elementos de interés para la construcción de esta autovía? Yo creo que sí.

Si ponemos encima de la mesa aspectos como el energético o el impulso de los puertos de El Musel o Avilés entonces la autovía La Espina-Ponferrada toma otra dimensión que no es solo de mejora de las infraestructuras.
Vamos por partes.

El 1 de octubre de 2004, España y Portugal suscriben un convenio internacional relativo a la constitución de un mercado ibérico de la energía eléctrica entre ambos países, se firmó en Santiago de Compostela. Este convenio se denominó MIBEL y suponía el inicio de un proceso de integración de los sistemas eléctricos de los dos países. El 22 de mayo de 2006 el BOE publica este convenio.

En el documento Planes de actuación de la Comisión Nacional de Energía (CNE), de diciembre de 2009, la propia CNE recoge que entre las actuaciones para cumplir sus objetivos tienen que responder “a las nuevas atribuciones del Derecho español (en materias tan señaladas como puede ser, por ejemplo, las subastas de contratos financieros relativas a la interconexión entre España y Portugal)…”

La misma CNE reconoce que quiere “influir, a través de la cooperación en organismos internacionales, en el proceso de creación del Mercado Interior de la Energía, así como en la puesta en marcha del MIBEL…”
En este mismo plano energético hay que destacar que la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional quieren que se cree el MIBGAS (Mercado Gasístico Ibérico) a imagen y semejanza del MIBEL.

Tras este limitado acercamiento a la planificación energética pensemos en el puerto de El Musel -con su ampliación y la regasificadora- y entonces todo adquiere otra dimensión.

En las cercanías de esta vía de comunicación se encuentran algunas centrales térmicas. En el concejo de Tineo tenemos la Central térmica de Soto de la Barca y en los alrededores de Ponferrada se ubican la de Anllares y la de Compostilla.

Volvemos al mapa peninsular de carreteras y comprobamos que para abastecer a estas centrales, tanto de gas como de carbón, el de importación de precio más reducido que el nacional, el puerto de El Musel está muy bien situado.

La negativa inicial del Ministerio de Fomento a incluir esta autovía en el PEIT teniendo en cuenta esta hipótesis es bastante incomprensible. A no ser que entren otros factores, como por ejemplo que pensemos en el puerto de A Coruña y rizando aún más el rizo pensemos en Alberto Núñez Feijóo y Javier Fernández.

Tal vez todo sean coincidencias y el proyecto tenga solo un sentido social, y no digo yo que el económico sea malo, pero si lo vendemos en el primer sentido queda mucho mejor. Esto es como las guerras: es mucho más fácil movilizar a los ciudadanos en nombre de una guerra santa o de una guerra justa que apelando a  intereses económicos.

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La importancia de la autovía La Espina-Ponferrada por M. Santiago Pérez Fernández se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

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